martes, 14 de abril de 2020

NO TODOS


NO TODOS


No todos los amigos vestían el manto aquel día.
Proféticos sonidos aguardaban nuestros pasos
que ninguno de nosotros conocía.
Yo que me quedé a distancia para ser del saber
la humildad de sus ruinas.
Fui desierto, confuso horizonte sin poder,
que solo a mis ojos convencía.
Después llegaste tú alma mía,
y te amé tanto que nadie supo de aquel día.
Te amé como si fueras entre todos uno distinto,
parecido a mí.
Una verdadera tontería pero te quiero,
y las memorias dirán que éramos amigos.
Ahora ya nadie más pregunta por nosotros.
Nadie usa el poder de la magia,
que nos vieron usar en tantas madrugadas.
No todos son los elegidos.
Soportar este mal es un designio que estoy imaginando,
como torcer el rumbo del timón de este enemigo,
que ha venido hace tiempo a vivir conmigo,
y yo no me di cuenta.
Por ser culpable tuve que seguir alojándolo,
y cuando algún amigo me llamaba para saber
en qué andaban mis andanzas, yo le decía:
todo muy bien, sin peligros,
y así iba por la vida, despacio, sin nadie, a solas,
con el posible encuentro con los enemigos,
que había abandonado, por temor a que tuviéramos
diferentes corazones y sean otras las melodías
que seguían nuestros pasos atrevidos.
Ahora no hay nadie, ni yo,
y la ópera suena majestuosa como siempre sin faltas,
todo esplendor de la letra, todo escucha,
hablan para mí los dioses y me pregunto:
¿Por qué será que no me alcanza?

Lucía Serrano

No hay comentarios:

Publicar un comentario