EL
BUSCADOR DE ORQUÍDEAS
No
había en casa libros adecuados
para
el desasosiego adolescente.
Los
de urbanismo eran aburridos
y
Cataluña, pueblo desdichado
me
parecía un título muy triste.
Cogí
el Mein Kampf, un breve libro negro
que
tomé por profundo. Así empecé
por
el lugar más sucio de la literatura.
Las
palabras de Hitler, tan vulgares,
eran
un pozo negro.
No
lo he olvidado, pese a que no lo recuerdo.
Me
di de bruces con la realidad.
Fue
allí donde empezó la poesía,
difícil
y sin falsas esperanzas.
He
hecho siempre como el jabalí,
que
busca y, delicado, escoge y come
el
bulbo –conocido como el orquis-
de
la orquídea.
Joan
Margarit
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