DÍAS
DE ABRIL
Los
pájaros de aquella primavera
es
lo que escucho ahora en mi silencio,
pendientes
de cambiar cantos por lágrimas.
El
ataúd y el canto de los pájaros
no
puedo separarlos desde entonces.
Sólo
me nutre ya la inteligencia,
que
prefiere el invierno con sus charcos helados,
caras
grises y suaves por el frío.
Los
campos que parecen estar muertos,
los
abetos que callan por los años
que
han transcurrido ya sin Navidad,
porque
sería aún mucho más triste
cantar
nosotros solos las canciones.
El
pensamiento, al que descoyuntaron
la
oscuridad de la pasión y el sexo,
no
ha encontrado la paz hasta la senectud.
Es
la impotencia la que nos socorre.
La
que, haciendo imposible ya el futuro,
salva
el breve presente, dignifica el ayer.
Joan
Margarit
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