OSCURIDAD
HERMOSA
Anoche
te he tocado y te he sentido
sin
que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin
que mi cuerpo huyera, ni mi oído:
de
un modo casi humano
te
he sentido.
Palpitante,
no
sé si como sangre o como nube
errante,
por
mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad
que baja, corriste, centelleante.
Corriste
por mi casa de madera
sus
ventanas abriste
y
te sentí latir la noche entera,
hija
de los abismos, silenciosa,
guerrera,
tan terrible, tan hermosa
que
todo cuanto existe,
para
mí, sin tu llama, no existiera.
Gonzalo
Rojas
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