SI ME HICIERA COSQUILLAS EL ROCE DEL AMOR
Si me hiciera cosquillas
el roce del amor
si una niña tramposa me
robara a su lado
y horadase sus pajas
rompiendo mi vendado corazón,
si ese rojo escozor
pudiera dar a luz
la risa en mis pulmones
como pare el ganado,
no temería yo a la manzana
ni al diluvio
ni a la sangre maligna de
la primavera.
¿Qué será, mach o hembra? Se
preguntan las células
y como un fuego arrojan
desde la carne la ciruela.
Si me hiciera cosquillas
la cabellera incubadora,
el hueso alado que crece
en los talones,
la comezón del hombre
sobre el muslo del niño,
no temería al hacha ni a
las horcas
ni a las vacas cruzadas de
la guerra.
¿Qué será, macho o hembra?
Se preguntan los dedos
que llenan las paredes de
niñas inmaduras
con sus hombres dibujados
a tiza.
Si me hiciera cosquillas
la avidez del granuja
que insufla su calor al
nervio en carne viva
no temería al diablo sobre
el lomo
ni a la tumba veraz.
Si me hiciera cosquilla el
roce de los amantes
que no borra ni las patas
de gallo ni la risa sin dientes
sobre magras quijadas en
la vejez enferma,
el tiempo y las ladillas y
el burdel de amoríos
me dejaría frío como
manteca para moscas,
las espumas del mar bien
podrían ahogarme
cuando rompen y mueren al
pie de los amantes.
La mitad de este mundo es
del demonio, la otra mitad es mía,
bobo por esa droga fumada
en una niña
y enredado en el brote que
bifurca su ojo.
La tibia del anciano y mi
hueso tienen la misma médula
y todos los arenques
huelen dentro del mar,
yo me siento y contemplo
bajo mi uña al gusano
que corroe lo vivo.
Y éste es el roce, único
roce que hormiguea.
El mono contrahecho que se
hamaca a lo largo de su sexo
desde las húmedas
tinieblas del amor y el tirón de la nodriza
no puede hacer surgir la
medianoche de una risa entredientes,
ni del momento en que
encuentra una belleza entre los pechos
de la amante, la madre,
los amantes o toda su estatura
en la punzante oscuridad.
¿Y qué es el roce? ¿La pluma
de la muerte sobre el nervio?
¿Es tu boca, amor mío? ¿El
abrojo en el beso?
¿Mi payaso de Cristo
nacido sobre el árbol entre espinas?
Las palabras de la muerte
son más secas aún que tu mismo
cadáver
y mis heridas llenas de
palabras tienen las huellas de tu pelo.
Me haría cosquillas el
roce del amor, pues bien:
hombre, sé mi metáfora.
Dylan Thomas
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