martes, 25 de julio de 2023

NOCTURNO MENOR

 


NOCTURNO MENOR

 

 

He olvidado. Es verdad. He olvidado con extraño olvido.

Hay hombres que olvidan como lo hacen todos los seres,

y apenas si vuelven los rostros para ver lo que amaron o aman.

En ellos está escrita la palabra nunca,

o siempre,

y ¡adiós! Les gritan desde acantilados tempestuosos.

Atrás sufren habitaciones con efigies que luego se borran.

En las paredes ocultos rastros y en las páginas de los libros

flores que viven existencia de disecada sangre, 

con olor a disueltos jardines y a cutáneos aromas.

Yo nada tengo que olvidar. En mi casa no hay ausentes

que habiten

el cuerpo de las horas.

No hay señales de seres amados y las páginas

de mis libros antiguos carecen de fechas como algunos sepulcros.

Detrás de mí no quedan bosques más hermosos cuando el otoño

con las últimas lluvias del verano los lava.

Cuando yo muera no habrá recuerdos míos custodiándome

ni devolverán las aguas tanta cosa mía hundida.

Aún así olvido. Lo siento mientras escribo este nocturno

como un ciego que pinta con carbón su nombre en las murallas.

Olvido. Es verdad. Olvido extrañamente

y cuando salgo en busca de cuerpos y de formas

para recordarlos,

revivirles

y amarles,

camino entre la sombra y las piedras se vuelven

como algodón negro que se hunde debajo de mis palabras.

 

Germán Pardo García

Cuadro: "Para seguir viajando" de Miguel Oscar Menassa

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