PALABRAS A MI PADRE Y A SU DIGNA
HERRAMIENTA
Padre: aquí me tienes,
triste,
pensando todavía
en lo raro que fuiste.
Por haberte servido
sin hablar,
atado a tu silbido
hasta que fui a estudiar,
yo tenía derecho
a tu cuchara de albañil
- la más honrada entre
diez mil -;
pero no me la diste:
como la cruz en tu pecho,
orgullo de tu vejez,
ella fue puesta a tus pies
cuando te fuiste.
Y aquí me tienes, triste.
Cuchara,
recuerdo de tu casamiento,
fría como mi cara
cuando corría al viento.
Cuchara,
espejo de honor
de tu bigote polvoriento;
tu instrumento,
tu pájaro cantor.
Cuchara, tu talento,
tu gloria,
tu dolor,
cuchara palmatoria;
cuchara, tu cuchillo;
cuchara, batintín;
de mi mala memoria;
lengua contra el ladrillo
escupido de cal;
azote de rocín
si trabajaba mal.
Cuchara, tu denuedo;
cuchara, mi callar;
tu credo,
tu alegría;
mi miedo,
mi cantar…
¡Cuchara mía!
José Pedroni
Argentina, 1899
Cuadro: "Tres tiempos del amor" de Miguel Oscar Menassa
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