EL ESPEJO
Hoy he visto
mi rostro tan ajeno,
tan caído y
sin par
en este
espejo.
Está duro y
tan otro con sus años,
su palidez,
sus pómulos agudos,
su nariz
afilada entre los dientes,
sus
cristales domésticos cansados,
su costumbre
sin fe, sólo costumbre.
He tocado
sus sienes: aún latía
un ser allí.
Latía. ¡Oh vida, vida!
Me he puesto
a caminar. También fue niño
este rostro,
otra vez, con madre al fondo.
De frágiles
juguetes fue tan niño,
en la casa
lluviosa y trajinada,
en el parque
infantil
-ángeles
tontos-
niño
municipal con aro y árboles.
Pero ahora
me mira –mudo asombro,
glacial
asombro en este espejo solo-
y ¿dónde
estoy –me digo- y quién me mira
desde este
rostro, máscara de nadie?
José Ángel
Valente
Cuadro: "Espejo rasgado" de Miguel O. Menassa
No hay comentarios:
Publicar un comentario