lunes, 6 de febrero de 2023

DESESPERADA FORMA DE AGONÍA

 


DESESPERADA FORMA DE AGONÍA

 

 

Cuando algo me duele, cuando viejas heridas

                    recomienzan

A lastimar despacio, tenuemente, hasta llevarme

                    al llanto,

Cuando la sangre vuelve a brotar mezclada

                    con la angustia

De esta soledad, de este ser y ser no más

                    que escoria

Que la marea arrastra hacia distintos continentes.

Cuando la mar escapa por los ojos en llanto

                   inaferrable,

En sueños con los ojos abiertos nacen en mí

                  imágenes de monstruos

Surreales y formas de barcos navegando

                  entre las piedras

En bajíos que rompen los acerados vientres

                  y los inundan,

Los quiebran, los destrozan, en el tiempo

                 que pleamar y baja necesitan

Para llevarse a fondo el grito de los heridos

                  monstruos

Que buscan escapar, salvarse, hundir el llanto,

                  vivir un poco más

Aunque la vida sea tan sólo un  abisal dolor

                  inacabable.

Cuando siento que llega, como la zarpa

                  de la niebla en mar,

ese dolos que es mío –heredados del aire-

                  que se apretuja

revienta el pecho con sus brazos fabricados

                  con algas,

y despierta –la compasión no existe en ella- el caos

de todo lo que fue, de todo lo que nos golpea

                  las espaldas

cada día con silenciosos golpes que duelen más

                 que ese

que nuestras mismas manos quisieran hacerle

                 a la ahuecada carne;

cuando la escucho y sé, presiento que retorna

                 opresiva y pulposa

invento –desesperada forma de agonía- proteos

                 azules navegando

en aguas donde el azúcar –toneladas de azúcar-

                 se macera

y da contorno a pobres monstruos híbridos

                 que también son hundidos

por el grito dulzón ahogándoles los imposibles

                 sueños.

Cuando la toco y la puedo medir arrollada en mi

                 cuerpo,

Cuando viejas heridas amamantan la sangre de

                  sus formas de araña

Hago nacer naufragios perdiéndose en las playas

                  que amortajan

Los monstruos de azúcar de la efímera vida

                  que la sal se devora.

Desde tiempo poseo varaderos de absurdos

                  que construyen absurdos

Busco olvidar en el invento-desvarío a la angustia

                  sin término

Que harta de la muerte nos obliga a ser, vivir,

                  crear absurdamente

Aunque la vida sea tan solo un abisal dolor

                  irreparable.

 

 

Ariel Canzani

Cuadro: "Lucha interior" de Miguel Oscar Menassa

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