miércoles, 8 de enero de 2020

VENUS - Rubén Darío


VENUS


En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.

A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,
que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín,
o que, llevaba en hombros, la profunda extensión recorría,
triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.

“¡Oh, reina rubia! ¿díjele?, mi alma quiere dejar su crisálida
y volar hacia ti, y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida, 

y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar”.
El aire de la noche refresca la atmósfera cálida.
Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.

Rubén Darío


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