LA
REALIDAD Y EL DESEO
A Luis
Cernuda
La
realidad, sí, la realidad,
ese
relámpago de lo invisible
que
revela en nosotros la soledad de Dios.
Es
este cielo que huye.
Es
este territorio engalanado por las burbujas de la muerte.
Es
esta larga mesa a la deriva
donde
los comensales persisten ataviados por el prestigio de no estar.
A
cada cual su copa
para
medir el vino que se acaba donde empieza la sed.
A
cada cual su plato
para
encerrar el hambre que se extingue sin saciarse jamás.
Y
cada dos la división del pan:
el
milagro al revés, la comunión tan sólo en lo imposible.
Y
en medio del amor,
entre
uno y otro cuerpo la caída,
algo
que se asemeja el latido sombrío de unas alas que vuelven desde la eternidad,
al
pulso del adiós debajo de la tierra.
La
realidad, sí, la realidad:
un
sello de clausura sobre todas las puertas del deseo.
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