CANTE HONDO
Yo meditaba absorto, devanando
los
hilos del hastío y la tristeza,
cuando
llegó a mi oído,
por
la ventana de mi estancia, abierta
a una caliente noche de verano,
el
plañir de una copla soñolienta,
quebrada
por los trémolos sombríos
de
las músicas magas de mi tierra.
…Y era el Amor, como una roja llama…
--nerviosa
mano en la vibrante cuerda
ponía
un largo suspirar de estrellas--.
…Y era la Muerte , al hombro la
cuchilla,
El
paso largo, torva y esquelética.
--tal
cuando yo era niño la soñaba--.
Y en la guitarra, resonante y trémula.
La
brusca mano, al golpear, fingía
el
reposar de un ataúd en tierra.
Y era un plañido solitario el soplo
que
el polvo barre y la ceniza avienta
Antonio Machado
España 1875-1939
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