NO DECÍA PALABRAS
No decía palabras,
acercaba tan sólo un
cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el
deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no
existe,
un mundo cuyo cielo no
existe.
La angustia se abre paso
entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en
interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las
sombras,
bastan para que el cuerpo
se abra en dos,
ávido de recibir en sí
mismo
otro cuerpo que sueño;
mitad y mitad, sueño y
sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales
en amor, iguales en deseo.
aunque sólo sea una
esperanza
porque el deseo es
pregunta cuya respuesta nadie sabe
Luis Cernuda
España 1902-1963
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