EXISTE
UN MUTILADO…
Existe
un mutilado, no de un combate sino de un abrazo, no de la guerra sino de la
paz. Perdió el rostro en el amor y no en el odio. Lo perdió en el curso normal
de la vida y no en un accidente. Lo perdió en el orden de la naturaleza y no en
el desorden de los hombres. El coronel Piccot Presidente de “Les Gueules
Cassés”, lleva la boca comida por la pólvora de 1914. Este mutilado que
conozco, lleva el rostro comido por el aire inmortal e inmemorial.
Rostro muerto sobre el
tronco vivo. Rostro yerto y pegado con clavos a la cabeza viva. Este rostro
resulta ser el dorso del cráneo, y el cráneo del cráneo. Vi una vez un árbol
darme la espalda y vi otra vez un camino que me daba la espalda. Un árbol de
espaldas sólo crece en los lugares donde nunca nació ni murió nadie. Un camino
de espaldas sólo avanza por los lugares donde ha habido todas las muertes y
ningún nacimiento. El mutilado de la paz y del amor, del abrazo y del orden y
que lleva el rostro muerto sobre el tronco vivo, nació a la sombra de un árbol
de espaldas y su existencia transcurre a los largo de un camino de espaldas.
Como el rostro está yerto y
difunto, toda la vida psíquica, toda la expresión animal de este hombre, se
refugia, para traducirse al exterior, en
el peludo cráneo, en el tórax y en las extremidades. Los impulsos de sus ser
profundo, al salir, retroceden del rostro y la respiración, el olfato, la
vista, el oído, la palabra, el resplandor humano de sus ser, funcionan y se
expresan por el pecho, por los hombros, por el cabello, por las costillas, por
los brazos y las piernas y los pies.
Mutilado del rostro, tapado
del rostro, cerrado del rostro, este hombre, no obstante, está entero y nade la
hace falta. No tiene ojos y ve y llora. No tiene narices y huele y respira. No
tiene oídos y escucha. No tiene boca y habla y sonríe. No tiene frente y piensa
y se sume en sí mismo. No tiene mentón y quiere y subsiste. Jesús conocía al
mutilado de la función, que tenía ojos y no veía y tenía orejas y no oía. Yo
conozco al mutilado del órgano, que ve sin ojos y oye sin orejas.
César
Vallejo
Perú
1892 - 1938
No hay comentarios:
Publicar un comentario