LAMENTO Y ESPERANZA
Soñábamos algunos cuando
niños, caídos
En una vasta hora de ocio
solitario
Bajo la lámpara, ante las
estampas de un libro,
Con la revolución. Y vimos
su ala fúlgida
Plegar como una mies los
cuerpos poderosos.
Jóvenes luego, el sueño
quedó lejos
De un mundo donde desorden
e injusticia,
Hinchendo oscuramente las
ávidas ciudades,
Se alzaban hasta el aire
absorto de los campos.
Y en la revolución
pensábamos: un mar
Cuya ira azul tragase
tanta fría miseria.
El hombre es una nube de
la que el sueño es viento.
¿Quién podrá al
pensamiento separarlo del sueño?
Sabedlo bien vosotros, los
que envidiéis mañana
En la calma este soplo de
muerte que nos lleva
Pisando entre ruinas un
fango con rocío de sangre.
Un continente de
mercaderes y de histriones,
Al acecho de este loco
país, está esperando
Que vencido se hunda, solo
ante su destino,
Para arrancar jirones de
su esplendor antiguo.
Le alienta únicamente su
propia gran historia dolorida.
Si con dolor el alma se ha
templado, es invencible;
Pero, como el amor, debe
el dolor ser mudo:
No lo digáis, sufridlo en
esperanza. Así este pueblo iluso
Agonizará antes, presa ya
de la muerte.
Y vedle luego abierto,
rosa eterna en los mares.
Luis Cernuda
De “Las nubes”
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