sábado, 8 de febrero de 2014

Poemas del Recital 26 de enero de 2014

EL ABUELO


Era una tarde, acercando el otoño bajo la sombra de un olmo,
las risas de unos niños corrían entre murgas y charangas,
dimanadas del festejo,
trajinando una cometa,
ante los ojos del abuelo, fulgentes,
aún en la hondura delineada de sus párpados
mirando su gesto de antaño en el rostro terso
del que porteará su nombre por los raíles del destino férreo.

Regalos se cruzan delante de su tez
para una primavera reverdecida,
que él, solo premiará con unas monedas en un sobre.


El abuelo moldeó la tierra
y sus cosechas alimentarían pucheros por doquier.
Dejó el grosor de su vida entre sirenas de entrada y salida
en manufacturaciones que abrigarían cuerpos desnudos,
y arroparían lechos harapientos,
calentarían braseros a la intemperie
y procurarían venturas bajo techos forasteros.

Contribuyó a la construcción de templos y catedrales,
a la cimentación de honores entre comensales extraños
y a la fortificación de holgadas patrias.

Formó parte de la dinastía que empuñaría con fuerza
la lucha por una soberanía entre multitudes,
la lucha por la libertad humana entre páginas de fábula,
la lucha por sublimar la voz de los afligidos,
la ecuanimidad de razas en la distancia,
la cercanía de unas manos entrelazadas
en la penumbra de la miseria,
al latido acariciado por la fortuna.

Compartió su mesa con viajeros hambrientos,
amó con el vigor y el fuego de su entraña.


Hoy sus manos temblorosas, frágiles,
desgastadas por el tiempo
sólo sostienen un sobre con unas monedas,
como entrega a sus días bajo la sombra del olmo,
mientras ve otras primaveras revoloteando,
alzando sus sueños depositados en los colores de una cometa,
antes de empezar sus mismas lides.

Un poema de Gloria Gómez Candanedo



No hay comentarios:

Publicar un comentario