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Para mi
corazón basta tu pecho,
Para tu
libertad bastan mis alas.
Desde mi boca
llegará hasta el cielo
lo que estaba
dormido sobre tu alma.
Es en ti la
ilusión de cada día.
Llegas como el
rocío a las corolas.
Socavas el
horizonte con tu ausencia.
Eternamente en
fuga como la ola.
He dicho que
cantabas en el viento
como los pinos
y como los mástiles.
Como ellos
eres alta y taciturna.
Y entristeces
de pronto, como un viaje.
Acogedora como
un viejo camino.
Te pueblan
ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y
a veces emigran y huyen
pájaros que
dormían en tu alma.
Pablo Neruda
De “Veintes poemas de amor”
Poema leído por Maribel Domínguez
Duarte.
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