TE MANDO AHORA A QUE LO OLVIDES TODO
Te mando ahora a que lo olvides todo:
aquel seno de nata y de ternura, aquel seno empinándose de un modo
que te pudo servir de tierra dura;
que venía de sierpes milenarias;
aquel muslo de carne y de me muero
convocado en las tardes solitarias;
aquel viaje al amor, de mi cintura;
aquel gusto en la piel a lirio extraño,
aquel pecado de volverte un hombre
en el vicio feliz de hacerme daño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario