CULTIVARSE NO ES
CULTIVAR
La fosforera de la esquina
cultiva calderilla, vende leña
con su guantes de farola y
cuenta cerillas
esperando compañía.
El pastor de mi tierra
cultiva entre melodía y mantecadas
poemas, sin patria ni
bandera,
cantando las aventuras
nuevas.
Sin embargo en mi
barrio
la locura cultiva las
esquinas del planeta.
El maestro llega al
poblado y hace de la piedra escuela,
el pajar es ahora un
vergel de preguntas,
marionetas y aviones de
papel tiemblan del pupitre
a la pizarra, como
golondrinas que libres vuelan.
¡¡Padre, madre, hoy
aprendí las vocales del amor
y las consonantes de la muerte!!
La tabla del lavandero
también sirve para cantar,
las estaciones siempre
vuelven y aprender a sumar
es cosa de sabios.
Hoy cultivé una flor de
harina
y comieron los gorriones
en mis manos.
Cultivar el olvido sentado
y lanzando una moneda al tablero
saltar cual caballo, dos
pasos y uno al lado.
Cultivarse en la sombra y
si los dioses quieren tormenta,
cultivar bajo tierra
gusanos de seda,
mariposas para enamorados
y en la división del trabajo
cultivar la fórmula de la
multiplicación.
Cultivar no asegura el
trigo. Cultivarse permite el pan.
Carlos Fernández del Ganso
“La máquina del tiempo”
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