UN TELÓN DE GUERRA
A
lo lejos, una mirada indiferente
podemos
apreciar su magnitud
en
el aire del silencio,
el
hombre de mirada triste
que
clama su libertad.
Un
telón que allá en lo remoto
se
disipa en el horror de la guerra,
por
detrás de su sombra
la
rosa con su albo vestido,
madre
abatida
por
el naufragio de los días.
Hay
urbes sumergidas y palabras sepultadas
barcos
a la deriva en una ola salada,
rostros
recubiertos
por
el telón quebrado de los muertos.
Los
trenes descarrilan y se desvanecen en un halo de tristeza,
los
restos de una ciudad en llamas
son
recogidos en el adverso de una palabra,
la
lejanía se aproxima con dientes de acero.
Una
marioneta rompe sus cuerdas
con
las manos temblorosas
de
un niño que apenas llora,
la
función de títeres de madera
acalla
el estruendo de fusiles y sollozos.
Refugiados
en algún rincón
transeúntes
y parodias del recuerdo,
desconocidos
hombres enmascarados,
albergues
raídos por el tiempo,
piedra
agrietadas en la frialdad
donde
la muerte permanece.
Esther
Núñez Roma
Integrante de los talleres de poesía Grupo Cero en Alcalá de Henares
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