miércoles, 2 de diciembre de 2015

Poema leído en el recital "Versos y besos de otoño"


EL OCASO 


He aquí la deliciosa noche, amiga del criminal;
viene como un cómplice, con andares de lobo; el cielo
se cierra lentamente como una gran alcoba,
y el hombre impaciente se convierte en fiera.

Oh noche, amable noche, deseada por aquél
cuyos brazos, sin mentir, pueden decir: ¡Hoy
hemos trabajado! La noche tranquiliza
a los espíritus devorados por un dolor salvaje,
al sabio obstinado cuya frente se nubla,
y al obrero encorvado que vuelve a coger la cama.
Sin embargo, demonios malsanos en la atmósfera
se despiertan lentamente, como hombres de negocios,
y al volar golpean los postigos y el alero.
A través de los resplandores de las luces que atormenta el viento
se enciende la Prostitución en las calles;
como un hormiguero abre sus salidas;
por todas partes se hace camino a escondidas,
igual que el enemigo que trata de atacar por sorpresa;

Se mueve en el seno de la ciudad fangosa
como un gusano que hurta al Hombre lo que come.
Se oye aquí y allá silbar a las cocinas,
gritar en los teatros, retumbar las orquestas;
las redondas mesas de juego que hacen las delicias,
se llenan de rameras y de estafadores, sus cómplices,
y los ladrones, sin tregua ni descanso,
van pronto, ellos también, a empezar su trabajo,
y a forzar suavemente las puertas y las cajas fuertes
para vivir unos días y vestir a sus queridas.

Recógete, alma mía, en este grave momento,
y cierra tus oídos a todo este rugido.
¡Es la hora en que los dolores de los enfermos se hacen más agudos!
La sombría Noche los agarra del cuello; acaban
su destino y van a parar a la sima común;
se llena el hospital de sus suspiros. –Más de uno
no irá ya a buscar la sopa bienoliente,
junto al fuego, de noche, cerca de un alma amada.
¡Aunque la mayoría no ha conocido nunca
la dulzura del hogar y jamás ha vivido!



Charles Baudelaire

De “Las flores del mal – Cuadros parisienses”

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