LA PASIÓN DESVELADA
Dame tu voz antigua en
cuyo acento escucho
el rumor de los bosques
primitivos,
el canto misterioso de los
seres selváticos,
el grito de agonía
de la primera virgen
violada.
Dame tu voz extinguida,
aquella que cantaba hace
milenios
en las frondosas selvas sin
historia,
aquella que sonaba en el
murmullo
de las límpidas fuentes
intocadas.
Yo fui la gota de agua,
o un pájaro aturdido
cruzando el aire nuevo
de la aurora del mundo;
acaso un pez de oro sobre
cuyas escamas
probó el sol la dorada
destreza de sus rayos.
Mas era ya la misma
doliente criatura
que ahora soy, consumida
de sueños y tristezas,
en el ardiente caos del
Paraíso,
con los ojos abiertos al
secreto de Dios.
Es tu voz el puente por
donde regreso,
milenios y milenios
traspasando,
a mi libre existencia de
agua fresca,
de verde candidez. Mi carne
gime
escuchando tu voz como si
oyera
la llamada lejana y
misteriosa
de las tribus sin nombre.
Rituales
de sangre y fuego en el
brutal nocturno,
aullidos fugitivos y, en
la hierba,
mi cuerpo -¿de mujer?, ¿de
reptil?, ¿de insecto? –hollado
por la bárbara dulzura
de la pasión del mundo
Susana March
Cuadro: "Pasión humana" de Miguel Oscar Menassa
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