ESPANTAPÁJAROS
Llorar
a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante
las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir
las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar
las veredas y los paseos, y salarnos, a nado de nuestro llanto.
Asistir
a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares,
llorando. Atravesar el África, llorando.
Llorar
como un cacuy, como un cocodrilo… si es verdad que los cacuies y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo
todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por
el ombligo, por la boca.
Llorar
de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando,
de memoria, ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Oliverio
Girondo
Cuadro: "¡Cuidado! ¡Cuidado! de Miguel Oscar Menassa
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