DIÓTIMA
Ven
y apaciguante, tú que supiste calmar elementos,
luz
de las musas celestes, del caos el siglo,
guía
la lucha feroz con celestial armonía
hasta
ver en el pecho mortal lo disperso agruparse,
y
la antigua índole humana, tranquila, valiente,
ver
serena del vórtice del tiempo, y fuerte, surgir.
¡Vuelve
al alma indigente del pueblo, radiante belleza!
¡Toma
a la hóspite mesa, y al templo torna otra vez!
Pues
que Diótima vive, como leve brote de invierno,
y
aunque rica en su espíritu, ya el bello mundo se oculta,
y
en la noche glacial sólo hay fragor de huracanes.
Friedrich
Hölderlin
No hay comentarios:
Publicar un comentario