viernes, 18 de noviembre de 2022

VAN PASANDO MUJERES

 


VAN PASANDO MUJERES

 

 

Cada día que pasa, más dueña de mí misma,

sobre mí misma cierro mi mirada interior;

en medio de los seres la soledad me abisma.

Ya ni domino esclavos ni tolero señor.

 

Ahora van pasando mujeres a mi lado

cuyos ojos trascienden la divina ilusión.

El fácil paso llevan de un cuerpo aligerado:

se ve que poco o nada les pesa el corazón.

 

Algunas tienen ojos azules e inocentes;

van soñando embriagadas, los pasos al azar;

la claridad del cielo se aposenta en sus frentes

y como son muy finas se les oye soñar.

 

Sonrío a su belleza, tiemblo por sus sueños;

el fino tul de su alma, ¿quién lo recogerá?

Son pequeñas criaturas, mañana tendrán dueños,

y ella pedirá flores…, y él no comprenderá.

 

Les llevo una ventaja que place a mi conciencia:

los sueños que ellas tejen no los supe tejer,

y en mis manos ignorantes no perdí mi inocencia.

Como nunca la tuve, no la pude perder.

 

Nací yo sin blancura; pequeña todavía

el pequeño cerebro se puso a combinar;

cuenta mi pobre madre que, como comprendía,

yo aprendí temprano la ciencia de llorar.

 

Y el llanto fue la llama que secó mi blancura

en las raíces mismas del árbol sin brotar,

y el alma está candente de aquella quemadura.

¡Hierro al rojo mi vida! ¿Cómo pude durar?

 

Alma mía, la sola; tu limpieza, escondida

con orgullo sombrío, nadie la arrullará;

si en música divina fuera el alma dormida,

el alma, comprendiendo, no despertara ya.

 

Tengo sueño mujeres, tengo un sueño profundo.

Oh, humanos, en puntillas el paso deslizad;

mi corazón susurra: me haga silencio el mundo,

y mi alma musita fatigada: ¡callad!...

 

Alfonsina Storni

Cuadro de Ramón Casas

 

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