DESNUDO EN BARRO
Como
horribles batracios a la atmósfera,
suben
viajes lúgubres al labio.
Por
el Sahara azul de la Substancia
camina
un verso gris, un dromedario.
Fosforece
un mohín de sueños crueles.
Y
el ciego que murió lleno de voces
de
nieve. Y madrugar, poeta, nómada,
al
crudísimo día de ser hombre.
Las
Horas van febriles y en los ángulos
abortan
rubios siglos de ventura.
¡Quién
tira tanto el hilo; quién descuelga
sin
piedad nuestros nervios,
cordeles
ya gastados, a la tumba!
¡Amor!
Y tú también. Pedradas negras
se
engendran en tu máscara y la rompen.
¡La
tumba es todavía
un
sexo de mujer que atrae al hombre!
César
Vallejo
Cuadro: "Lujurias" de Miguel Oscar Menassa
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