TU VIVES SIEMPRE EN TUS ACTOS.
Tu vive siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.
De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.
Y si una duda te hace
señas diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.
Porque
has vuelto los misterios
del
revés. Y tus enigmas,
lo
que nunca entenderás,
son
esas cosas tan claras:
la
arena donde te tiendes,
la
marcha de tu reló
y
el tierno cuerpo rosado
que
te encuentras en tu espejo
cada
día al despertar,
y
es el tuyo. Los prodigios
que
están descifrados ya.
Y
nunca te equivocaste,
más
que una vez, una noche
que
te encaprichó una sombra
--la
única que te ha gustado--.
Una
sombra parecía.
Y
la quisiste abrazar.
Y
era yo.
Pedro
Salinas
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