¿EL EXILIO DE SIEMPRE O EL MODERNO EXTERMINIO?
“Miles
de profesionales abandonaron España, buscando trabajo”.
Leído
en la prensa el 28 de julio de 2016.
Cuando
el tonto del barrio te saluda con amabilidad
ofrece
su talento para vivir del cuento.
Cuando
el empleado no fabula antes de las vacaciones
el
cansancio se alojó en su alma labriega.
Cuando
los amigos festejan con alegría los recuerdos
y
sonríen en tu casa los fantasmas del pasado
llegó
el tiempo del ocio veraniego.
En
mi pueblo los tontos trabajan todos los días
su
almuerzo y generan la plusvalía necesaria
para
se legislados con templanza y esmero.
En
mi barrio y en mi ciudad se tira comida a la basura,
libros
y niños se tiran a la basura,
también
algún hambriento cae de cabeza al contenedor
en
su avaricia diaria.
Rodeado
de guerras, estafas y amenazado
permanentemente
por lo pero que vendrá,
los
pactos mantienen mis pasos.
Ella,
deseo de mujer, me concede libertad para gozar y
Él,
amor de hombre, puso en mis cuentas dinero para viajar.
Unas
vacaciones sin malgastar, nos dice Europa.
A
la vuelta habrá que competir para ganar
todos
los campeonatos posibles y hacer público
el
nuevo escenario para seguir conversando
de
lo exquisitamente humano.
La
edad para amar, la edad para viajar, para jugar o
la
edad para morir, se puede pactar
negro
sobre negro en un documento y lanzarlo al mar
para
observar cómo se hunden los lamentos ciudadanos
así
sucede en el barrio, en mi ciudad o en nuestro país
cuando
los tontos no pueden conversar, ni sonreír,
ni
hacer gobierno.
Carlos
Fernández del Ganso
De “La máquina del tiempo
no hay tiempo no hay espacio no hay tanto ni tontos no hay luz ni sombras no hay? no hay nada? no porque la nada es ya algo y no hay.
ResponderEliminarvalga la nada para cuando estamos vacíos Solís qué no es la nada porque más allá del vacío está la muerte la que tampoco es la nada porque aunque muerta la materia queda la energía que no pasa queda y vuelve. Es más qué eso de lo que hablo mi nada es inconmensurable fuera de espacio y tiempo fuera del alcance de nuestra atrofiada percepción de la realidad qué nada tiene qué ver con la realidad qué escapa a nuestros sentidos todos.