CARTA DE FIN DE AÑO 2015
A Pilar Rojas
Amada
compañera en la producción del tiempo,
a
veces la lluvia se hace intensa y el sol pinta sombras
que
trepando las paredes del hogar
alcanzan
el techo del olvido.
A
veces la noche no llega nunca y nos desploma el sueño
abrazando
con tierna pasión nuestros cuerpos.
De
trabajo y estudio se hizo tu nombre
pleonasmo
del ejemplo.
Aún
se recuerdan los festejos nupciales
con
ibéricos, trufas y carabineros..
En
Roma hicimos el amor,
en
la hermosa Florencia poco pudimos.
Al
cumplir los cincuenta
la
danza árabe se bailó en las cátedras de medicina
y
embajadores de lejanos puertos
cantaron
enamorados tus versos.
Después
de los dispendios compré un aeroplano amarillo
para
que tu rojo cabello volara libre en las antípodas del azar
y
fue un chiste recibir la plusvalía, por escribir,
en
el mercado del futuro.
¡Cómo
no te voy a querer!
Si
estudiabas con atlas de anatomía sobre mi cuerpo
y
hoy tu criterio buscan en los libros los hombres de ciencia.
Por
eso quiero brindar y gozar de las diferencias
entre
lo realizado con tu bella maestría
y
el temple afortunado del vivir, sin saber cómo, a tu lado.
Actualmente
estoy trabajando para liberar
al
enamorado del pasado
con
esa energía disponible publicar libros
y
después donarlos desde el aeroplano al vecindario.
¡Mujer
que emigró tres veces por una profesión sin par!
hace
cuarenta años comenzamos juntos a estudias
y
hoy quiero declarar que mientras impartes conferencias
sobre
el inconsciente y el sistema inmunitario
yo
me encargaré de regar las hortensias del goce,
pintar
de rojo blanco los claveles del deseo
y
cultivar poemas de amor cada cinco de febrero.
Carlos
Fernández del Ganso
De
“La máquina del tiempo”
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