domingo, 4 de noviembre de 2018

LAS MANOS DEL OTOÑO



LAS MANOS DEL OTOÑO

Llegan algo rugosas,
pero llenas de caricias,
algo desgastadas quizá,
más, entre sus dedos guardan la sabiduría
adquirida en los trenes diarios que van y vienen,
llenos de gentes portando una historia en el semblante.

Algo ásperas también,
la dureza del tiempo hizo su mella
entretejiendo sonrisas al amanecer,
queriendo soportar el arduo trabajo,
elevando miradas a la sorpresa de la vida
que cada día rompe algún trasiego.

Suaves cuando la piel tersa lo reclama,
el árbol erguido pide una caricia sin dolor,
y el retozo sosteniendo el riego de la pasión
con la destreza del otoño.

Fuertes,
dejaron la finura en el arcón de la desdicha
que cruzó el camino sin avisar.
En cada línea se divisa el recorrido
de diferentes amores y sus ramificaciones
a futuros desconocidos.

Más aún permanecen firmes,
capaces de elaborar el pan más tierno,
capaces de señalar nuevos desafíos a la locura,
poner el rasgo necesario en la contienda,
arrancar las fauces al enemigo.

Sabias en la entelequia,
tuvieron la primera caricia en la primavera,
verde, virgen, atónita.
Han pasado el verano con la refulgencia
que caracteriza, dando vuelo a la locura,
escribiendo frases bajo la luna,
dejando un poquito de suavidad
en el remanso del otoño.

Ya han litigado en otras guerras
y han bregado en otros arados,
han sentido la piel tersa removerse al tacto,
reconociendo temblores diversos,
también el vacío de los adioses.

Pero el otoño las tiñe de sensualidad,
no temas, amor,
sabrán acomodar el atavío
en el lugar del vértice.

Traen la exuberancia recogida
de campos alejados,
ahora tienen la maestría
abordada en éxitos y fracasos,
en días de lluvia y frío
y noches tentadoras al ocaso.

Conservan la firmeza del beso mas sereno
con la locura del estruendo
han aprendido a distinguir
el susurro de una piel
en la llamada vesperal.

Ya no quieren brillar en soledad.
Ya no ambicionan el mejor atardecer.
Ya no pretenden alzar el vuelo sin rumbo.
El verano se fue de vacío,
y el dorado es otro color.
Amar es la aventura.

Gloria Gómez Candanedo

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