SEGUIRÉ
REMANDO
A
mi padre
No
logrará la desgarradura del tiempo
perteneciente
a las ásperas horas
estancadas
en el dolor,
ni
el enjambre de los ruidosos días venideros
vaciar
las íntimas celdas
donde
habita tu presencia.
Resuena
en voces ajenas
una
cordial sonrisa
posada
en la dignidad de una ventana vacía.
Farina
bebe vino amargo para nunca olvidarla
estalla
una mueca de orgullo
dirigida
a tu piel labrada
de
navegante abnegado.
Albergo
tu sangre, latiendo,
remando hacia lejanos puertos
aquellos
que nombrabas:
Casablanca,
Añadir, El Gran Tarajal…
Emprendiste
nuevos pasos en la árida meseta
trabajando
con tenacidad
amando
con tesón
en
un sólido pilar
compuesto
por el fulgor de este amor inextinguible
que
siento muy adentro.
Tus
cansados huesos
asumieron
la ley implacable del tiempo.
Descansa
tranquilo,
compartiste
toda la bondad de la que estabas repleto.
Te
cubre, para siempre,
un
bello recuerdo encendido.
Maribel
Domínguez Duarte
De
“Nombre de mujer”
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