ATRAVESANDO
LA FRONTERA
Deshago
lentamente
encorsetados
pasos envueltos en pasado,
sacudo
el hastío prudente de una cadencia sin amanecer.
Y
embriagada por la calidez de una mirada
arrastrada
por el crepitar vivaz de una pasión,
camino
por la cuerda floja de tus devaneos
plena
de goce
buscando
el contorno de tu boca
que
sucumbe a nuestros cuerpos indómitos,
entrelazados
y
al fuerte oleaje de este delirio, ardiente y profundo,
donde
aún permanece el vestigio de placer
de
aquel abrazo prolongado hasta la alborada
de
aquellas manos perdidas en las caderas
y
de un talle arqueado, enfurecido
deleitándose
en tus brazos
en
tu cálida piel
atravesando
la frontera del deseo voraz,
pertinaz,
implacable
que
repite tu nombre
buscándote,
hasta
encontrarte
hasta
tenerte, de nuevo una y otra vez.
Maribel
Domínguez Duarte.
Del libro "Nombre de Mujer"
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