TARDE MAYOR
Tostada
cima de una madurez,
Esplendiendo
la tarde cónsul espíritu
Visible
nos envuelve en mocedad.
Así
te yergues tú, para mis ojos
Forma
en sosiego de ese resplandor,
Trasluz
seguro de la luz versátil.
Si
aquellas nubes tiemblan a merced,
Un
día, de un estrépito enemigo,
Mescolanza
de súbito voraz,
Oscurecidos
y desordenados
Penaremos
también. Y no habrá alud
Que
nos alcance en la ternura nuestra.
Esos
árboles próceres se ahíncan
Dedicando
sus troncos al cenit,
A
un cielo sin crepúsculos de crimen.
Si
tal fronda perece fulminada,
Rumoroso
otra vez igual verdor
Se
alzará en el olvido del tirano.
Y
pasará el camión de los feroces.
Castaños
sin Historia arrojarán
Su
florecilla al suelo –blanquecino.
Un
ámbito de tarde en perfección
Tan
desarmada humildemente opone,
Por
fin venciendo, su fragilidad
A
ese desbarajuste sólo humano
Que
a golpes lucha contra el mismo azul
Impasible,
feroz también, profundo.
Fugaz
la Historia, vano el destructor.
Resplandece
la tarde. Yo contigo.
Eterna
al sol la brisa juvenil.
Jorge Guillén
De “Cántico”
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