EL SECRETO
Como el niño
que se ha quedado solo
desde aquel día
en que, temblando entre lo oscuro,
sintió latir
su corazón más alto cada vez,
con un latido
firme y posesor que era una rama en donde estaba ahorcándose.
Y desde
entonces comprendió que la riqueza es como un campanario donde aún resuena por
la noche el
miedo que la hizo edificar,
y se hizo
terco y embestidor como una hormiga que creciera hasta hacerse del tamaño del
llanto,
y se hizo dulce
como un caballo ciego arrodillado junto al mar,
y se fue
esclareciendo lentamente igual que la pregunta en los labios del juez, porque se sabe edificado sobre el miedo,
porque sabe
que no existe poder alguno donde se pueda el hombre endurecer y concentrar
tanto como en
el miedo,
y porque
siente que lleva, aún, sobre los hombros, protegiéndole,
el cadáver
ahorcado de aquel niño a quien, un día le creció demasiado el corazón.
Luis Rosales
Cuadro: "Presentimientos" de Miguel O. Menassa
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