miércoles, 7 de diciembre de 2022

PARA ESTE DÍA

 


PARA ESTE DÍA

 

 

Reconozco esta hora.

Es ésa que solía llegar enmascarada entre los pliegues

de otras horas;

la que de pronto comenzaba a surgir como un oscuro

arcángel detrás de la neblina

haciendo retroceder mis bosques encantados,

mis rituales de amor, mi fiesta en la indolencia,

con sólo trazar un signo en el silencio,

con sólo cortar el aire con su mano.

Ésa, la de la mirada como un vuelo de cuervo y pasos

fantasmales,

que venía de lejos con su manto de viaje y las mejillas

escarchadas,

y se iba bajando la cabeza, de nuevo hasta tan lejos

que yo buscaba en vano la huella del carruaje en el pasado.

Hora desencarnada,

color de amnesia como dibujada en el vacío del azogue,

igual que una traslúcida figura enviada desde un retablo

del olvido.

¿Y era su propio heraldo,

el fondo que se asoma hasta la superficie de la copa,

la anunciación de dar a luz las sombras?

No supe descifrar su profecía,

ese susurro de aguas estancadas que destilan a veces

los crepúsculos,

ni logré comprender el torbellino de plumas grises con que me aspiraba

desde un claro de ayer hasta un vago anfiteatro iluminado

por lluvias y por lunas,

allá, entre los ventisqueros del irreconocible porvenir;

aquí, donde ahora se instala, maciza como el demonio

del advenimiento,

en su sitial de honor en medio de la asamblea de otras horas,

pálidas, transparentes,

y me dice que mis bosques son luces extinguidas y aves

embalsamadas,

que mi amor era erróneo, como un espejo que se contempla

en otro espejo,

que mi fiesta es un cielo replegado en el sudario

de mis muertos.

Y se queda esta vez, sin bajar la cabeza.

 

Olga Orozco

Argentina 1920

Cuadro: "Angustia compartida" de Miguel Oscar Menassa

1 comentario: