Amar, amar, amar, amar
siempre, con todo
el ser y con la tierra y
con el cielo,
con lo claro del sol y lo
oscuro del lodo.
Amar por toda ciencia y
amar por todo anhelo.
Y cuando la montaña de la
vida
nos sea dura y larga y
alta y llena de abismos,
Amar la inmensidad que es
de amor encendida
¡y arder en la fusión de
nuestros pechos mismos!
Rubén Darío
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