TU RECUERDO
Volver de nuevo, a esta
sala sombría,
con mirada atenuada hacia
el norte;
encontrar la alfombra
tendida, vacía
de tus pasos;
las tazas abandonadas en
la alacena,
el cestillo que guarda los
encajes trenzados
de una época,
evocando la gracia de tu
gesto perdido.
Cada vez que vuelvo, oigo
tu voz,
entre visillos pespunteados
de coraje
ante el acecho de vilezas
encaramadas
en largas pesadumbres.
Aún perdura tu fragancia
por los rincones,
llevando mis sentidos
al jardín de arrumacos
olvidados.
Los ropajes colgados
dibujan tu silueta,
guardando el contoneo de
tu talle,
dando la forma de tus
brazos,
al son de un traqueteo
visceral
en la compostura de un
dorado corsé.
Cada amanecer, el canto
del gallo,
enerva el aroma de la
tahona
de pan recién hecho.
Cada mayo reverdece el
trigal,
recordándome el color de
tus ojos,
acercando una siesta de
estío
en los dados de una mesa.
Cada gota de lluvia
encamina el otoño de tu
sien
alrededor de un asado de
castañas.
Todo permanece en el
lugar;
el viejo molino, el sauce
del estanque,
el río que cruza la ciudad
ensalzando tu gracia
olvidando tu soledad.
Gloria Gómez Candanedo
Del libro: "Nombre de mujer"
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