SORTILEGIOS DEL AYER
Prestamos
los cuerpos
a
las palabras
y
se hizo el amor;
ellas
libres,
ajustaron
la piel
resbalando
olores
en
cada rincón,
a
una melodía nunca escrita.
Nos
crearon
sílabas
y acentos,
suspiros
en
el desencuentro,
y
caímos
profundos
sueños del edén,
en
locos sortilegios del ayer.
Prestamos
nuestros cuerpos
y
dejando de poseerlos,
encontraron
esqueleto
al
néctar de la pasión.
Rompimos,
sin freno,
tierra
adentro,
maremotos
del aire
en
cíclopes de terrón
y
se hizo el amor.
Carlos
Fernández del Ganso
De
“Contando piedras”
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