MI PRIMERA JUVENTUD
Desafiando a la razón,
firme en el atrevimiento,
rasgué el alma
y emprendí mi primera
juventud.
Me arrojé en un texto
desconocido
de intriga y misterio,
un lugar inquietante de
difícil acceso,
un enigmático pasaje donde
los libros cobran vida,
y flamantes vocablos
inventan una extraña caligrafía.
Refugiada en el nuevo propósito,
despeñé pensamientos en
una nueva época,
este extraño suceso
transformaría de nuevo la historia.
Retando al testimonio de
una ideología atávica,
colmada de intenciones y
con mi amuleto,
me precipite al abismo,
cargando en la mochila una
mirada reciente.
Mis manos difusas, como la
muerte
que llora en un
desvanecido techo,
emprenderían un exótico
periplo.
En la estancia las miradas
cruzaban el espacio.
Una niebla envolvía el
silencio de cadáveres putrefactos,
en el misterio de una volátil
acequia,
los gritos raídos por el
tiempo
escondían una inquietante
umbría.
Con aplomo y valentía me
inicié en la tarea
de recoger los desechos de
una guerra,
comencé un candoroso tramo
de la vida
en la encrucijada de los
misterios.
Poco a poco todo se
tornaba cálido,
el olor del óbito se
disipaba,
los ladrillos comenzaban a
desvelar su secreto
formando figuras de
rostros delineados para una nueva estirpe.
El pretexto inundaba las
paredes con nuevas gentes
que mostraban lo singular
de aprender
jugando en otras
disciplinas.
Y así me embarqué en un
suceso imaginativo,
donde las palabras
trazaban en la imaginación
una línea transitoria
entre las cumbres
y la oquedad del mundo.
Esther Núñez Roma
De libro: "Nombre de mujer"
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