EN MI OSARIO
En
mi osario,
cavar
un hoyo con mis huesos
como
pala…
es
mi lágrima de ácido,
que
sube desde la garganta
hasta
el pecho
como
un cielo caído al suelo
como
el mar condenado
en
movimiento por pecar.
Como
una seda enladrillada
con
la que dormir,
como
los ojos verdes de la luna
que
en su cresta más alta
alberga
una tumba sin nombre.
Sus
marcas… no es secreto
que
deja huellas en las paredes,
señalando
cuantas veces parpadea
con
ramitas en los dedos
y
lirios bajo los pies.
En
su lecho…
un
crujir de diente
acuna
sus recuerdos
y
en su alta cuna nace
un
ciprés acartonado.
Virginia
González Sánchez
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