LAMENTO POR EL ARBOLITO DE PHILIP
Philip
se sacó la camisa servil
llena
de tardes de oficina y sonrisas al jefe
y
asesinatos de su niño románticamente hablando
su
niño operado cortado transplantado injertado
de
bucólicas primaveras y Ginger Street volando alto verdadera
en la tarde de agosto gris
Se
quedó en pecho Philip y cuando
se
quedó en pecho hizo el recuento feliz de cuando;
le
sacó la lengua al maestro (a espaldas del maestro)
le
hizo la higa a la patria potestad (a espaldas de la patria potestad)
formó
cuernitos con la mano contra toda invasión maternal (a espaldas de toda
invasión maternal)
se
burló del ejército la iglesia (a espaldas del ejército la iglesia)
en
general de cuando ejerció su rebelde corazón (dentro de lo posible)
fortificó
sus entretelas acostumbradas al vuelo (siempre que el tiempo lo permita)
engañó
a su mujer (con permiso)
Philip
era glorioso en esas noches de whisky y hasta vino
exóticamente
consumido con referencias a la costa del sol
una
palabra encantadora lo retenía semanas y semanas a su alrededor
sol
por ejemplo
o
la palabra sol
como
si Philip buscara lejos de la sociedad industrial
fuentes
de luz fuentes de sombra fuentes
Qué
coraje hablar del sol
Como
suele ocurrir philip murió
una
tarde lenta amarilla buena callada en los tejados
no
hablaremos de cómo lo lloró su mujer (a sus espaldas)
o
el ejército la iglesia (a sus espaldas)
o
el mundo en particular y en general súbitamente de espaldas;
su
viuda le plantó un arbolito sobre la tumba en Cincinnati
que
creció bendecido por los jugos del cielo
y
también se curvó
Y
si alguien piensa que lo triste es la vida de Philip
fíjese
en el arbolito le ruego
fíjese
en el arbolito por favor
Hay
varias formas de ser mejor dicho
muchas
formas de ser;
llamarse
Hugues
hablar
arameo mojarlo con té
estallar
contra la tristeza del mundo
pero
a ustedes les pido que se fijen
en
el curvado arbolito
tiernamente
inclinado sobre Philip
su
pecho en pena en piel como se dice
ni
un pajarito nunca
cantó
o lloró sobre ese árbol
verde
todo inclinado
inclinado.
Juan
Gelman
No hay comentarios:
Publicar un comentario