AYER
TE BESÉ EN LOS LABIOS
Ayer
te besé en los labios.
Te
besé en los labios. Densos,
rojos.
Fue un beso tan corto
que
duró más que un relámpago,
que
un milagro, más.
El
tiempo
después
de dártelo
no
lo quise para nada
ya,
para nada
lo
había querido antes.
Se
empezó, se acabó en él.
Hoy
estoy besando un beso;
estoy
solo con mis labios.
Los
pongo
no
en tu boca, no, ya no
--¿adónde
se me ha escapado?--.
Los
pongo
en
el beso que te di
ayer,
en las bocas juntas
del
beso que se besaron.
Y
dura este beso más
que
el silencio, que la luz.
Porque
ya no es una carne
ni
una boca lo que beso,
que
se escapa, que me huye.
No.
Te
estoy besando más lejos.
Pedro
Salinas
“La
voz a ti debida”
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