SABOR
De falsas
astrologías, de costumbres un tanto lúgubres,
vertidas en lo
inacabable y siempre llevadas al lado,
he conservado
una tendencia, un sabor solitario.
De conversaciones
gastadas como usadas maderas,
Con humildad
de sillas, con palabras ocupadas
en servir como
esclavos de voluntad secundaria,
teniendo esa
consistencia de la leche, de las semanas muertas,
del aire
encadenado sobre las ciudades.
Quién puede
jactarse de paciencia más sólida?
La cordura me
envuelve de piel compacta
de un color
reunido como una culebra:
mis criaturas
nacen de un largo rechazo:
ay, con un
solo alcohol puedo despedir este día
que he
elegido, igual entre los días terrestres.
Vivo lleno de
una substancia de color común, silenciosa
como una vieja
madre, una paciencia fija
como sombra de
iglesia o reposo de huesos.
Voy lleno de
esas aguas dispuestas profundamente,
preparadas,
durmiéndose en una atención triste.
En mi interior
de guitarra hay un aire viejo,
seco y sonoro,
permanecido, inmóvil,
como una
nutrición fiel, como humo:
un elemento en
descanso, un aceite vivo:
un pájaro de
rigor cuida mi cabeza:
un ángel
invariable vive en mi espada.
Pablo Neruda
Cuadro de Miguel Oscar Menassa
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