miércoles, 15 de mayo de 2024

NOCTURNO Y ELEGÍA

 

NOCTURNO Y ELEGÍA

 

 

Si pregunta por mí, traza en el suelo

una cruz de silencio y de ceniza

sobre el impuro nombre que padezco.

Si pregunta por mí , di que me he muerto

y que me pudro bajo las hormigas.

Dile que soy la rama de un naranjo,

la sencilla veleta de una torre.

 

No le digas que lloro todavía

acariciando el hueco de su ausencia

donde su ciega estatua quedó impresa

siempre al acecho de que el cuerpo vuelva.

La carne es un laurel que canta y sufre

y yo en vano esperé bajo su sombra.

Ya es tarde. Soy un mudo pececillo.

 

Si pregunta por mí dale estos ojos,

estas grises palabras, estos dedos:

y la gota de sangre en el pañuelo.

Dile que me he perdido, que me he vuelto

una oscura perdiz, un falso anillo

a una orilla de juncos olvidados;

dile que voy del azafrán al lirio.

 

Dile que perpetuar sus labios,

habitar el palacio de su frente.

Navegar una noche en sus cabellos.

Aprender el color de sus pupilas

y apagarme en su pecho suavemente,

nocturnamente hundido, aletargado

en un rumor de venas y sordina.

 

Ahora no puedo ver aunque suplique

el cuerpo que vestí de mi cariño,

me quedé fijo, roto, desprendido.

Y si dudáis de mi creed al viento,

mirad al norte, preguntad al cielo.

Y os dirán si aún espero o si anochezco.

 

¡Ah! si pregunta dile lo que sabes.

De mi hablarán un día los olivos

cuando yo sea el ojo de la luna,

impar sobre la frente de la noche,

adivinando conchas de la arena,

el ruiseñor suspenso de un lucero

y el hipnótico amor de las mareas.

 

Es verdad que estoy triste, pero tengo

sembrada una sonrisa en el tomillo,

otra sonrisa la escondía en Saturno

y he perdido la otra no sé dónde.

Mejor será que espere a medianoche,

y a la vigilia del tejado fría.

 

No me recuerdes su entregada sangre

ni que yo puse espinas y gusanos

a morder su amistad de nube y brisa.

No soy el ogro que escupió en su agua

ni el que un cansado amor paga en monedas.

¡No soy el que frecuenta aquella casa

presidida por una sanguijuela!

 

(Allí se va con un ramo de lirio

a que lo estruje un ángel de alas turbias.)

No soy el que traiciona a las palomas,

a los niños, a las constelaciones…

Soy una verde luz desamparada

que su inocencia busca y solicita

con dulce silbo de pastor herido.

 

Soy un árbol, la punta de una aguja,

un alto gesto encuentre un equilibrio:

la golondrina en cruz, el aceitado

vuelo de un búho, el susto de una ardilla.

Soy todo, menos eso que dibuja

un índice con cieno en las paredes

de los burdeles y los cementerios.

 

Todo, menos aquello que se oculta

bajo una seca máscara de esparto.

Todo, menos la carne que procura

voluptuosos anillos de serpiente

ciñendo en espiral viscosa y lenta.

Soy lo que me destines, lo que inventes

para enterrar mi llanto en la neblina.

 

Si pregunta por mí, dile que habito

en la hoja del acanto y en la acacia.

O dile, si prefieres, que me he muerto

Dale el suspiro mío, mi pañuelo;

mi fantasma en la nave del espejo.

Tal vez me llore en el laurel o buque

mi recuerdo en la forma de una estrella.

 

Emilio Ballagas

Cuba 1908 - 1954

Cuadro: "Reinado de nubes" de Miguel Oscar Menassa

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