viernes, 18 de agosto de 2023

NO ENTRES DÓCILMENTE EN ESA NOCHE QUIETA

 


NO ENTRES DÓCILMENTE EN ESA NOCHE QUIETA

 

 

No entres dócilmente en esa noche quieta.

La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;

Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.

 

Aunque los sabios al morir entiendan que la tiniebla es justa,

porque sus palabras no ensartaron relámpagos

no entran dócilmente en esa noche quieta.

 

Los buenos, que tras la última inquietud lloran por ese brillo

con que sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verde

rabian, rabian contra la agonía de la luz.

 

Los locos que atraparon y  cantaron al sol en su carrera

y aprenden, ya muy tarde, que llenaron de pena su camino

no entras dócilmente en esa noche quieta.

 

Los solemnes, cercanos a la muerte, que ven con mirada

deslumbrante

cuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse y arder como

meteoros

rabian, rabian contra la agonía de la luz.

 

Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeo

maldice, bendice, que yo ahora imploro con la vehemencia

de tus lágrimas.

No entres dócilmente en esa noche quieta.

Rabia, rabia contra la agonía de la luz.

 

Germán Pardo García

Cuadro: "Abismo de las horas quietas" de Miguel Oscar Menassa

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario