EL ERROR
A Miguel Delibes
Tiene que haber un error
en la cuenta,
un roto en el calcetín,
una trampa en el juego:
a nuestras espaldas
alguien se bebe todo el alcohol de la dicha
y se emborracha hasta caerse:
alguien se hace a
escondidas con el trigo de la cosecha y la
dulzura de las significaciones.
Buscad en el sótano o en
el cuarto de los muñecos la razón de
la encrucijada,
pues ha de ocultarse un
acontecer poderoso tras el hecho de
merendar ahora en el cenador, bajo el
emparrado o a la
sombra de los cerezos.
Forzosamente habrá un
significado detrás de cada vil
instrumento,
una matemática del padecer
en que cada latigazo es un
número.
He ahí la felicidad del
encuadre de los sistemas excluyentes,
la coexistencia de las dos
verdades la cuadratura de la
imposibilidad.
Ante nosotros se ofrece el
encaje soberbio del horror y la
música,
el engendro de la cifra
entusiasta, la melodía del nacer y el
morir.
Se vislumbra por algún
sitio la hermosura del agua toda
derramada en el suelo,
el encanto incesante de la
gotera que nos hace reír.
Ved cómo todos danzamos
alrededor del fuego,
ponemos los pies sobre los
tizones con naturalidad
nos aproximamos a la llama
con alegría, nos familiarizamos
con la pavesa.
Henos danzantes, gozosos,
en torno de la ceremonia y del rito,
en el ritmo que nos
congrega en el instante de la cremación.
Henos aquí sin miedo, como
si alguien tal vez, distraídamente
tal vez, o divirtiéndose quizá,
nos fuese hacer mágicamente
surgir,
palomas sorprendentes en
el sombrero o en el bolsillo del hábil
prestidigitador,
por el otro lado
incipiente del caduco horizonte…
donde advertiríamos acaso,
disimulándose entre los
nacientes oros y auges,
un ambiguo error en la
cuenta,
un roto en el calcetín,
una enorme trampa en el
juego.
Carlos Bousoño
Cuadro: "Explicación innecesaria" de Miguel Oscar Menassa
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