martes, 14 de marzo de 2023

AMABA LA CÁRCEL DONDE HABITABA

 


AMABA LA CÁRCEL  DONDE HABITABA

 

 

Te amé, lo reconozco, con toda la furia y la locura de los iniciados.

Mi cuerpo de mujer abierto a los deseos claros, se alteró

por tus celos de tenues sonidos imaginarios, y una feroz humillación

atacó la ternura, hasta hacerte un extraño en mi vida.

Para olvidarte, no encontré las fórmulas precisas.

Mi piel encadenada a inolvidables momentos, amaba la

cárcel donde habitabas con legajo de cadena perpetua.

Sin querer retroceder, acepté el sobreentendido tentador,

la posibilidad constante de un encuentro en libertad.

La memoria que convocaba mi insistencia, poseía un desafío

desmedido: “no amar la traición” y asistida por mágicas

razones, quise ser más que una mujer.

Noches encantadas del universo quimérico que pasé a tu

lado, me hicieron un jugador y seguí apostando.

Imposibilitada de cambiar de rumbo, una voluntad sagrada,

me obliga a comprender el tiempo que nos une.

Todo fue imposible, no alcanzó ninguna palabra, ningún

gesto, ningún acuerdo, ni siquiera ningún adiós.

Hoy, deseo que nadie comprometa mi tristeza.

 

Lucía Serrano

Cuadro: "Noche entre rejas" de Miguel O. Menassa

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