miércoles, 30 de septiembre de 2020

EL NIÑO QUE YA NO SOY


 EL NIÑO QUE YA NO SOY

 

Logré el uso de razón.

Perdí el uso del misterio.

Desde entonces, la evidencia,

siempre viva, me da miedo.

 

Me da miedo cuando ladra

en la perrera mi perro

Quizá me esté saludando.

Más no lo entiendo. No entiendo.

 

El niño que fui recuerda:

Me trabaja como un hueco.

El niño que fui me llama

a gritos con su silencio.

 

Me he mirado en mis retratos,

de marinera, riendo,

con rizos rubios y un aire

impertinente y despierto.

 

¿Quién eres tú? ¿Qué sabías?

Ahora solo siento sueño.

Me aturde tu desafío

y tu risa me da miedo.

 

Ya no puedo, sin romperlos,

atravesar los espejos.

Mi sistema no funciona

como solía. Lo siento.

 

Si funcionara, quizá

no escribiría estos versos.

Lloraría de otro modo.

Lo diría todo en perro.

 

Pero me creo que soy

sigo más que un niño muerto

y como estoy medio calvo

me hago bucles con mis versos.

 

Gabriel Celaya

 

 

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