TESTAMENTO
DEJO a los sindicatos
del cobre, del carbón y
del salitre
mi casa junto al mar de
Isla Negra.
Quiero que allí reposen
los maltratados hijos
de mi patria, saqueada por
hachas y traidores,
desbaratada en su sagrada
sangre,
consumida en volcánicos
harapos.
Quiero que al limpio amor
que recorriera
mi dominio, descansen los
cansados,
se sienten a mi mesa los
oscuros
duerman sobre mi cama los
heridos.
Hermano, ésta es mi casa,
entra en el mundo
de flor marina y piedra
constelada
que levanté luchando en mi
pobreza.
Aquí nació el sonido en mi
ventana
como en una creciente
caracola
y luego estableció sus
latitudes
en mi desordenada geología.
Tu vienes de abrasados
corredores,
de túneles mordidos por el
odio,
por el salto sulfúrico del
viento:
aquí tienes la paz que te
destino,
agua y espacio de mi
Oceanía.
Pablo Neruda
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