AMOR
Mujer, yo hubiera sido tu
hijo, por beberte
la leche de los senos como
de un manantial,
por mirarte y sentirte a
mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz
de cristal.
Por sentirte en mis venas
como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes
huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin
pena al lado mío
y saliera en la estrofa
–limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer,
cómo sabría
amarte, amarte como nadie
supo jamás!
Morir y todavía
amarte más
y más.
Pablo Neruda
Cuadro: Jean Honoré Fragonard
No hay comentarios:
Publicar un comentario